EL BURRO COMO FORMA DE APROPIACIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO Y CULTURAL DEL MUNICIPIO DE OTUMBA
Dio calor a Jesús, recién nacido en el pesebre, y así figura en las estampitas; posando para la foto, con sus grandes orejas en primer plano junto a la cuna de paja. A lomo de burro, se salvó Jesús de la espada de Herodes. A lomo de burro, anduvo la vida. A lomo de burro, predicó. A lomo de burro, entró en Jerusalén.
¿Será tan burro el burro?
(El burro) Eduardo Galeano. Espejos, una historia casi universal.
Durante miles de años la amistad del hombre y el burro ha dependido del apoyo que se generó gracias al trabajo conjunto de los dos; algunos dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, en Otumba no lo es así, el burro se convirtió en el mejor compañero que el hombre puede tener. El burro lleva a su casa a su amo cuando él está dormido o borracho. El burro traza caminos en las montañas por la parte más segura. El burro es el mejor vigilante y así mismo ahuyenta a los depredadores del ganado. Por donde se pueda analizar este équido es el gran amigo que el Otumbense necesitaba.
Este gran compañero llegaría como otros tantos animales, al arribo de los grupos castellanos peninsulares de Europa, al territorio conocido como Nueva España. Así pues, para tiempo posterior a la conquista, estos grupos verían el potencial de la comunidad de Otumba para poder convertirse en centro urbano entre las rutas de comercio que dibujarían para conectar el puerto de Veracruz y la ciudad de México; se apropiarían de estos verdes llanos, con campos de maguey y nopal hasta donde alcanza la vista. Ya establecidos el grupo de españoles comenzarían a construir conventos e iglesias, casas reales y haciendas donde en algún momento durmieron gran parte de los virreyes que gobernarían este virreinato.
Con este proceso sobre Otumba, donde los caminos eran ocupados por los famosos arrieros, llevando consigo mercancías de lugares lejanos sobre el lomo de burro, la población empieza a ser conocida y afamada por ser ese lugar donde se podía dormir después de una ardua jornada de viaje, lo mismo que poder cambiar a sus animales de carga o descansarlos para continuar con su andanza a la mañana siguiente. Así, comenzaría la relación entre el Otumbense y el burro; donde los moradores de esta comunidad aprovecharían la movilidad en sus tierras para dar inicio a reproducir a este ejemplar, para luego Otumba convertirse en el productor con mayor cantidad de esta especie.
En el devenir de los años, la fama de la población se incrementaría, esto gracias a la calidad y cantidad de su ganado, regándose la noticia por toda la nación creciente, que en ese sitio era el mejor punto para adquirir un burro de excelentes cualidades surgiendo un dicho que permanecería hasta nuestra época, “para burros, los de Otumba……”. Por un momento imaginemos a la comunidad de Otumba y sus manadas interminables de burros moviéndose entre casonas coloniales, por esos terregosos caminos, cruzando puentes derruidos por el tiempo; ¿qué tantas historias podían habernos contado estos animales en sus viajes por los senderos?, transportando la vida misma del hombre sin pedir un reconocimiento por ayudarnos a construir nuestra civilización.
Para siglos posteriores, los afamados caminos reales y la movilidad de mercancías pasarían a la memoria solamente, esto gracias a la construcción de nuevas rutas, así como la entrada del ferrocarril al país, pero al burro no se le abandonaría, pasando a ser parte esencial de las casas Otumbenses. Viviendo el habitante de este municipio en una zona de producción de pulque desde antes de la llegada de los españoles, pasaría a ser conocido Otumba como uno de los mayores productores de pulque, una de las bebidas mayormente consumidas durante mucho tiempo, siendo explotadas estas tierras por las afamadas haciendas pulqueras y enriqueciendo solo a algunos personajes como el afamado Ignacio Torres Adalid conocido como el rey del pulque, una de las personas más ricas durante el siglo XIX; aún se conservan muchos de los edificios que alguna vez albergaron a los tinacales con mayor envergadura del país de propiedad de este personaje y otras tantas, el tiempo les cobra la factura, hoy siendo nada más que piedras en medio de los parajes que en algún momento vivieron mejores momentos. Aunque una de las estampas de ese tiempo aún perdura y al parecer la que más vale la pena presenciar; aún se observa a la dupla del tlachiquero y su burro, entre los magueyales, consiguiendo los dulces jugos de la planta, el burro cargando a cuestas las castañas donde se acarreara el néctar para luego llevarlas al depósito para transformarlo en la afamada bebida de los dioses, el pulque. En algún momento de la historia se hace mención de como en la comunidad de Otumba durante todo el día y la noche, no existía momento de silencio, debido a los rebuznidos de tantos animales que existían en el municipio, de alguna manera era un coro interminable de burros comunicándose a todas horas del día, tal vez platicando sus historias con todos sus amigos.
En algún momento de la historia la frase “para burros los de Otumba” termina utilizándose de manera despectiva para con los habitantes de Otumba haciendo una marca en el pensamiento comunal de los moradores. Para los años 60´s del siglo XX, un grupo de amigos, que trabajaban en el primer cuadro de la comunidad, en el calor de los tragos y de una fogata, deciden hacer una propuesta con uno de los integrantes. Diciendo “si ya nos conocen por burros a los de Otumba ¿por qué no hacerle una fiesta al burro?” Eligiendo el día primero de mayo del año 1965 como la fecha para conmemorar al burro, el cual al ser igual de noble, listo y trabajador como el Otumbense se decide el día del trabajo para que los compañeros de largas jornadas tuvieran un momento de felicidad y esparcimiento. Llevando un burro adornado a la iglesia de la purísima concepción para bendecirlo en una forma de sátira, preparándole una verbena por los mismos amigos, la gente quedo tan encantada y emocionada, decidiendo hacerlo el próximo año con una mayor organización, apoyándose en grupos de amigos, vecinos y clubes sociales, todos voluntarios, con el único fin de hacer cada vez una fiesta mejor que la anterior. Esto llamaría la atención a nivel nacional y en el año de 1972 se aprovecharía la escenografía mostrada de la misma feria del burro para filmar la película “Tonta, tonta pero no tanto” del director Fernando Cortés e interpretada por María Elena Velasco, en su papel de la “india María”, donde aparecería su fiel acompañante eterno de este personaje, el burro Filemón; hoy ya es un icono de la cultura popular esta dupla, acompañándose en su vida tortuosa pero siempre unidos saliendo de los problemas. Se enamoraría tanto María Elena Velasco de la fiesta, que ya era una tradición verla paseándose con su burro Filemón durante los eventos del día del burro, como son el concurso de burros disfrazados, las carreras de burros y el afamado polo sobre burro. ¿Quién diría que ella fallecería justo un 1ro de mayo del año 2015?
Hoy día la feria del burro ha dado un vuelco impresionante, con el nombramiento de feria nacional del burro y el registro de la marca, esto con el fin de protegerla, así como conservar la tradición para que año con año a esta feria la visiten miles de personas. La vida del burro esta intrínsecamente unida por un lazo de amor mutuo, no se concibe la comunidad sin sus burritos; el burro se encuentra ya en el inconsciente colectivo de los habitantes, plasmándose en la identidad cultural del Otumbense, así mismo siendo la localidad el santuario de esta especie en peligro de desaparecer.
Bibliografía
Carrasco Madrigal, Vicente. Otumba. Apuntes y recuerdos de mi tierra, 2a. ed. Instituto Mexiquense de Cultura, Toluca, 1992.
Gamio, Manuel, La población del Valle de Teotihuacán, ed. Facsimilar, México, 1979, V. vols. (Col. clásicos)
Gómez Aco, Ernesto. Otumba, Monografía municipal. Instituto Mexiquense de Cultura, Gobierno del Estado de México. Toluca. 1998.
Archivo General de la Nación / Instituciones Coloniales / Gobierno Virreinal / Operaciones de Guerra (081) / Volumen 119 /Título: Expediente 95 Fecha(s): 04041816 – 06041816. 1816 – 1816, Nivel de descripción: Unidad documental compuesta (Expediente) Volumen y soporte: Fojas: 260– 263 Productores: ND Galeano Eduardo, Espejos una historia casi universal, siglo XXI, España, 2008.
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